Mouris Salloum George*
Siempre, sin más armamento que su dignidad soberana, rendida hace tres décadas.
Durante diez años, la Insurgencia mexicana siguió bajo fuego de las fuerzas realistas. En 1837, México fue mutilado del estado de Texas. Una década después, despojado de la mitad de su territorio.
De cara a la Triple alianza y la invasión francesa, Juárez proclamó: Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.
En pleno combate constitucionalista, en 1914 Venustiano Carranza hizo valer aquel apotegma para expulsar a los invasores estadunidenses de Veracruz. En 1938, la máxima aplicó en la defensa de Expropiación Petrolera.
En 1942, el Estado mexicano se sumó a la resistencia contra los regímenes totalitarios de El Eje.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, México fue convocante a la Conferencia de Teherán de la que surgió en 1947 el Movimiento de Los no Alineados, que pintó raya en el nuevo teatro de la Guerra Fría,que partió el planea en dos polos ideológicos.
De esa larga marcha por la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y la solución pacífica de los conflictos México obtuvo su recompensa en los años setenta del siglo pasado: El Premio Nobel de la Paz.
En los años ochenta, el Estado mexicano fue recorrido a la antípoda al aceptar ser aliado de los Estados Unidos. La soberanía nacional quedó reducida a mero dogma.
Por quinta vez, México va al Consejo de Seguridad de la ONU
Por quinta vez (la primera en 1946), México asiste a la cita en el Consejo de Seguridad de la ONU, si bien entre los miembros no permanentes.
No se trata de autogratificarse ilusamente por ese logro de la diplomacia mexicana. De lo que se trata es de honrar un expediente histórico de más de dos siglos, particularmente en este periodo en que la Humanidad toda está amenazada por la Guerra nuclear, umbral en el que nuestro país se presenta como un profeta desarmado. Grave misión.
* Director General del Club de Periodistas de México, A.C.